Dicho en pocas palabras, un ryokan es un alojamiento tradicional japonés. Este tipo de establecimientos se ofrecen a los huéspedes una inmersión en la cultura y la hospitalidad japonesa. Pero no vayas a creer que es algo hecho para turistas, ¡para nada! De hecho, las personas japonesas cuando tienen unos días de vacaciones o quieren celebrar algo suelen buscar un buen ryokan en una zona lejos de las grandes ciudades para pasar unos relajantes días.
Los ryokan ofrecen más que un alojamiento toda una experiencia centrada en el bienestar y la comodidad del cliente (las personas japonesas son muy exigentes en este sentido) y por ello, sus precios suelen ser más elevados en comparación con los hoteles normales u occidentales.
¿Cuáles son las características de los ryokan?¿Realmente vale la pena la inversión? ¡Te lo contamos todo!
Se cree que el origen de los ryokan está en el período Nara (710-794) y surgieron de la necesidad de posada cómoda y segura durante los viajes por el país.Evidentemente desde entonces han evolucionado, pero han mantenido sus ciertos elementos y características que los hacen únicos.
Aunque hoy en día los hay muy modernos, en general los ryokan están situados en casas tradicionales (de hecho, muchos siguen en activo desde hace siglos), las cuales se han adecuado a la tecnología y necesidades actuales (calefacción, internet,…), uniendo así lo mejor de “los dos mundos”: la belleza y calma de la tradición con las comodidades del presente.
Los mejores ryokan suelen estar ubicados en entornos de naturaleza y tienen jardines donde los clientes pueden pasear y relajarse.
Las habitaciones de los ryokan no se parecen nada a las de los hoteles a los que estamos acostumbrados pues son de estilo tradicional japonés. El suelo suele ser de madera combinada con zonas tatami, en lugar de camas, se duerme en futones que el personal del alojamiento extenderá y recogerá a la hora que corresponda, suelen tener mesas bajas para tomar una bebida, una zona de decoración o tokonoma y las puertas suelen ser correderas. El diseño sencillo y armonioso busca transmitir calma y conectar al huésped con la mentalidad zen.
Uno delos puntos que nos parece especialmente clave a tener en cuenta cuando busques un ryokan es que te asegures de que tienen baños termales u onsen. Los hay comunitarios, pero también en ocasiones los hay privados en las habitaciones o terrazas. En ocasiones también se ofrece la opción a los clientes de reservar el onsen común para uso privado durante algunas horas.
Además, durante la estancia en el ryokan se ofrece a los clientes yukata (kimono ligero) para ir a los baños, a las cenas o pasear por los jardines.
Otra característica que distingue a los ryokan es que suelen ofrecer media pensión. La cena suele ser un menú kaiseki, compuesta por muchos platillos de temporada y con ingredientes de cercanía.
El desayuno tradicional japonés aunque delicioso puede ser un poco retador para nuestras costumbres de café y tostadas. La opción japonesa tiene arroz, sopa de miso y pescado a la plancha o a la brasa; para beber, té. Aún así últimamente muchos ryokan tienen disponible también café y desayuno occidental pero si es algo importante para ti, es mejor preguntar con anterioridad.
Uno delos aspectos que hará sin duda inolvidable la experiencia de alojarte en un ryokan es su hospitalidad, llamada omotenashi. Este concepto de hospitalidad japonesa supone una atención meticulosa, donde el personal trabajará para anticiparse a las necesidades del huésped sin ser intrusivo.
De hecho, aunque no vayas a un ryokan, seguro que tendrás muchas ocasiones de experimentar el omotenashi desde el momento en el que aterrices en Japón.
Entonces, al menos en nuestra opinión, merece mucho la pena alojarse en un ryokan al menos una noche para sumergirse de lleno en las tradiciones japonesas y frenar el ritmo del viaje para coger fuerzas. ¡Conocer un país va mucho más allá de visitar lugares emblemáticos! Y los ryokan te permiten conocer la cultura gastronómica, la arquitectura tradicional, el relax en la naturaleza y… mucho más.